jueves, 13 de octubre de 2011

El equipo del matrimonio


Un equipo tiene que conocerse muy bien para poder ser más eficientes.

Equipo, habla de: Unidad, Complemento, Fidelidad, Compromiso, Propósito y Apoyo mutuo.

Un equipo debe trabajar en unidad. Es imposible obtener buenos resultados cuando hay división o no hay una disposición de trabajar en equipo. El equipo del matrimonio debe tener esta conciencia de unidad en su relación y evitar toda actitud de división. Unidad no significa estar de acuerdo en todo, pero si estar dispuestos a escuchar, reconocer y ceder cuando se vean mejores opciones para toma de decisiones.

Somos complementarios. Los hombres y las mujeres son muy diferentes en muchas formas; y todas estas diferencias nos hacen complementarios, no incompatibles. En un equipo se conjugan las diferencias para cubrir todas las áreas. En el equipo del matrimonio, igualmente las diferencias se complementan para tener un hogar balanceado y estable. Las fortalezas del uno son generalmente debilidades en el otro y viceversa.

En un equipo los miembros deben ser fieles en cumplir su responsabilidad cada uno de acuerdo a las instrucciones del Director. Hay reglas e instrucciones que nos ha dejado nuestro Padre Celestial como diseñador del Matrimonio y tenemos que esforzarnos por cumplirlas y permanecer fieles a esas instrucciones para bien del equipo. Cada miembro debe cumplir sus responsabilidades fiel e incondicionalmente.

Al aceptar a nuestro cónyuge aceptamos el compromiso de trabajar por el bienestar y la felicidad de él (ella). Es un compromiso que adquirimos como hijos de Dios y que lo cumplimos para honrarlo a ÉL. Si se cometen errores, se debe asumir la responsabilidad y hacer los cambios necesarios para mejorar.

Todo equipo tiene un propósito; y el propósito del Matrimonio es formar una familia y disfrutar de todas las cosas buenas de la vida a la manera de Dios. El propósito del matrimonio es que logren la meta del equipo, no las metas individuales. Que logren ser campeones como matrimonio y como familia.

En un equipo los componentes del mismo se deben apoyar mutuamente. Si alguno falla, los demás lo cubren y lo ayudan. Igualmente en el Matrimonio, ambos cónyuges deben tener una actitud de apoyo incondicional para mantener la estabilidad emocional y esa libertad que los ayudará a alcanzar grandes cosas.

Un equipo que hace bien las cosas es prosperado. Un matrimonio que funciona como un equipo, es un matrimonio que será prosperado en todo.

Si su matrimonio no ha funcionado como un equipo, tome la decisión junto con su cónyuge de poner la conciencia de equipo en su relación y de trabajar en los aspectos que sea necesario para lograr convertirse en un equipo ganador.

Amados, les deseamos que sean prosperados en todo y que tengan salud, así como prospera su alma. 3Juan:2

Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!


Elementos básico para desarrollar una familia fuerte

 

Los pinos en nuestra región tienen un sistema de raíces superficiales, de ahí que muchas de esas imponentes bellezas verdes se convirtieran en leña. Sin embargo, el sistema de raíces de un roble se sumerge a lo profundo de la tierra y esto le permite resistir incluso la furia de un tornado.

Las raíces son el elemento decisivo para sobrevivir. ¿Qué clase de sistema de raíces espirituales necesita una familia cristiana saludable? Si queremos llevar adelante un liderazgo inconmovible en la familia, esa de fortaleza que resiste a los tornados de la vida, necesitamos raíces espirituales como las del roble. La mejor manera de asegurar la presencia de raíces tan profundas es cerciorarse antes de que los padres se estén convirtiendo en “robles de justicia” (Isaías 61:3).

Los padres deben crecer en su fe y deben convertirse en robustos discípulos de Cristo.
Los seguidores de Cristo han entendido durante siglos la importancia crítica de ciertas actividades espirituales que marcan la vida de un discípulo que crece. Mencionaremos tres actividades básicas, aunque no es menos cierto que existen más. Si tan solo priorizaras estas tres, desarrollarás un sistema de raíces que resistirán las tormentas de la vida y te convertirán a ti y a tu cónyuge en líderes firmes de su familia.

Una experiencia personal diaria con Jesucristo

Para que crezcas y llegues a ser todo lo que Dios tenía en mente al crearte, debes someterte a Jesucristo como señor, amo y autor de tu vida. La travesía espiritual de seguirle no consiste en una lista de cosas que debemos hacer y que no debemos hacer, sino más bien en un encuentro momento a momento con Jesús. El crecimiento tiene lugar en nuestras vidas en la medida que nos sometemos a Él, que caminamos con Él por fe y le obedecemos.

Lo que sigue no es una lista de control, sino más bien son disciplinas espirituales de probada eficacia que nos ayudan a crecer como seguidores de Cristo. Tú decidirás de qué manera vas a ponerlas en práctica, pero si lo haces, estos puntos básicos transformarán con el tiempo a un “bebé cristiano” en un seguidor de Cristo maduro.

Oración: Una buena comunicación es la clave para cualquier relación floreciente.

Estudio bíblico: La Escritura es el manual del fabricante para nuestra vida cristiana.
Adoración: Se nos manda que adoremos a Dios de manera individual y colectiva.

Dar y servir: Somos mayordomos de muchos recursos personales, materiales y financieros.
Comunión: No desaproveches el inmenso beneficio de ser cristiano: una conexión dentro del cuerpo de Cristo.

Testimonio: Tenemos la tarea de actuar en nombre de Jesús para reconciliar al perdido con Dios.

Verdaderos amigos

Por lo general, el crecimiento espiritual tiene lugar en el contexto de las relaciones. Todos necesitamos tener a alguien cerca, no solo para disfrutar de la amistad y la comunión, sino también para cosechar los beneficios de rendirle cuentas a esa persona.

Vida auténtica

La verdadera vida comienza en el hogar. El lugar en el que es más difícil ser un seguidor de Cristo diario y constante es la propia casa. Cuando estás en casa, rodeado de un cónyuge que te conoce bien y de varios discipulitos que observan con mucha atención cada una de las palabras y cada uno de tus movimientos, es difícil mantener una fachada durante mucho tiempo. Y no debieras hacerlo. Si tienes una relación vital con Jesucristo, manifiéstala viviendo de la manera más sincera y consecuente posible. Dios se ocupará del resto.

Invierte el tiempo y la energía necesarios para ser como “un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto”. (Jeremías 17:8)

¿No es eso lo que todos buscamos? Deseamos una familia de “árboles” fructíferos que florezcan pase lo que pase.

Películas Cristianas - La Cruz y el Puñal

 

Películas CristianasLa Cruz y el Puñal es un libro escrito en 1963 por el pastor David Wilkerson con John y Elizabeth Sherrill. Narra la verdadera historia de los primeros cinco años de Wilkerson en Nueva York, en donde ministró a jóvenes desilusionados, animándolos a dejar las drogas y la violencia pandillera en la que estaban involucrados. El libro se convirtió en un best seller, con más de 15 millones de ejemplares distribuidos en más de 30 idiomas.

En 1970, se estrenó una adaptación cinematográfica, presentando a Pat Boone como David Wilkerson y a Erik Estrada como Nicky Cruz, el joven miembro de pandilla cuya vida fue transformada por el ministerio de Wilkerson. La película fue desechada por los críticos seculares por considerársele poco interesante. Sin embargo, ha sido vista por un estimado de 50 millones de personas en más de 30 idiomas en 150 países, de acuerdo a la World Film Crusade.



Si sientes soledad en tu matrimonio

Es increíble, pero lamentablemente es una realidad. Muchos matrimonios sufren de soledad individual!

Es evidente que una de las razones más importantes por las que Dios creó el Matrimonio, fue resolver un asunto de soledad y que ambos desarrollaran un compañerismo tal que pudieran verse como una sola carne.

Cuando dos personas se unen en Matrimonio, sueñan con una vida juntos para toda la vida. Sus anhelos e ilusiones tienen que ver con una vida, juntos felices y para siempre. Nadie se casa pensando que se va a separar o a divorciar en un futuro. Nadie se casa pensando que la relación no va a funcionar. Todos nos casamos pensando que esa persona con la que estamos uniendo nuestra vida, es la persona perfecta para nosotros.

Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrimos diferencias que tienden a separarnos; muchos caen en la apatía y la rutina insulsa de la vida; no cuidan de su compañerismo y empiezan a separarse emocionalmente poco a poco, hasta que el compañerismo que los unía se va perdiendo; y entonces experimentan una horrible sensación de soledad.

Cuando la Biblia nos enseña que “seremos una sola carne”, habla de un nivel de intimidad y compañerismo inseparable. Dos compañeros que emprenden juntos la aventura de la vida, en la que formarán una familia y encontrarán muchas alegrías, muchos sinsabores, muchos éxitos y muchos fracasos, tiempos de paz y tiempos de guerra, encontrarán tiempos de felicidad y también tiempos de tristeza. Pero lo más importante es que esos dos compañeros estén dispuestos a apoyarse mutuamente tanto para disfrutar de las cosas buenas de la vida, como para enfrentar las dificultades, unidos como un solo bloque.

Eclesiastés 4:9-11 Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante. También, si dos duermen juntos se calientan mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo?

En una vida de compañerismo, si uno cae, se equivoca, o falla, o hace algo indebido; la función del otro es “levantarlo”, animarlo, apoyarlo; no criticarlo, ni juzgarlo, ni acusarlo. Dos compañeros de viaje, están pendientes si su compañero se resbala, para inmediatamente tenderle una mano y levantarlo. Pero muchos matrimonios hacen lamentablemente lo contrario. Si el cónyuge comete un error, ahí mismo le caen encima, lo acusan, lo juzgan, lo critican con una actitud realmente destructora del compañerismo que se supone deben vivir.

Cuando se cometen errores, se debe hablar del tema, pero de forma constructiva, expresándose mutuamente el apoyo necesario para procurar que no se vuelvan a cometer esos errores. El enfoque sería algo como: “Mi amor, no te preocupes, quiero que cuentes conmigo para ayudarte en lo que sea necesario, así como yo cuento contigo para evitar cometer errores, pero si los cometemos, siempre nos apoyaremos y juntos saldremos adelante.” Dios bendice y prospera los matrimonios “compañeros”.

Si tu matrimonio ha sufrido o sufre de “soledad”, si has estado distante, pídele perdón a tu cónyuge y toma la decisión de convertirte en el (la) mejor compañero(a) de tu cónyuge. Toma la decisión de no juzgarle, de no criticarle, de no maltratarle en modo alguno. Más bien toma una actitud de “compañero” que siempre estará ahí para levantar al otro. Hoy por ti, pero seguramente mañana por mí!

Génesis2:18 Después dijo Jehová Dios: «No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él».

Génesis2:24 Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne.

Reflexiones Cristianas - Carrera de velocidad o de resistencia

En el estadio los alumnos de varias escuelas participan en un encuentro de atletismo. Repartidos en varios grupos según su edad, saben que los mejores competidores de cada categoría recibirán una copa. La prueba incluye dos clases de competiciones: carrera de velocidad y carrera de resistencia.

En la Palabra de Dios se emplea la imagen de un corredor para dar a entender que el creyente tiene ante sí una meta. Así como el atleta que hace el mayor esfuerzo para alcanzar la línea de llegada lo más pronto posible, el apóstol Pablo proseguía “a la meta”. Él había sido “asido por Cristo”; su vida había sido radicalmente transformada. Al dejar a un lado todo lo que podía distraerle, con todo su ser tendía hacia Cristo.

La carrera de la fe tiene una meta: estar con Cristo en la gloria. No nos dejemos detener o retrasar por nada de lo que podría estorbar esta carrera: las dificultades, las preocupaciones, pero también el pecado.

El creyente puede contar con Dios para acabar su carrera y obtener el premio del vencedor. El alimento y la fuerza hallados en la lectura de la Palabra de Dios y en la oración lo estimulan para correr con perseverancia, “puestos los ojos en Jesús”.

Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús. –Hebreos 12:1-2.

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. – Filipenses 3:14.

Si alguna vez dijiste: Mejor solo que mal acompañado

“Mejor solo que mal acompañado” es una frase usada con frecuencia, por quienes, luego de iniciar una relación, se desilusionan de su pareja. Lo más preocupante es que esto suele suceder tanto antes como después del matrimonio; y digo preocupante porque las consecuencias a nivel emocional y espiritual de un sentimiento de esta índole, después de haber contraído un vínculo tan fuerte como el matrimonio, podrían ser devastadoras.

Cuando una persona que ya se ha unido a otras, experimenta estos sentimientos, deberá buscar ayuda con el fin de encontrar una solución acorde a su situación. Sin embargo, justo para evitar una amarga experiencia que lleve a tales sentimientos, se debe entonces dimensionar la trascendental importancia que tiene el noviazgo, como etapa para llegar a conocer, a profundidad, a la persona que hemos elegido para compartir, entre otras cosas, tiempo, cariños y experiencias.

Aún, aquellas parejas que no están pensando en el matrimonio al establecer una relación sentimental, deben buscar este objetivo, tanto por el bienestar actual de ambos como porque eventualmente la relación podría llevar al matrimonio.

Las razones por las que hombres y mujeres buscan establecer vínculos afectivos románticos son variadas, como también son las características o atributos que buscan en una posible pareja. Tratar de establecer cuáles razones son las correctas o el tipo de características “recomendables” sería obviar la individualidad y complejidad del ser humano. Sin embargo, lo que si podemos hacer es tratar de establecer algunas de las motivaciones, patrones y elementos que pueden resultar en dinámicas y vínculos poco saludables en el desarrollo de las relaciones románticas.

Naranjas completas
Entre algunas de las motivaciones poco saludables para el establecimiento de relaciones románticas, se encuentran la búsqueda de alguien que nos haga feliz, que nos “complete” porque en cierta forma nos sentimos incompletos y no hemos podido encontrar la felicidad en nosotros mismos. Sin embargo, la felicidad y la plenitud tienen que ver con nuestra realización personal.

Cuando se le da a alguien, por más buena persona que sea, la responsabilidad de hacernos felices, estamos destinados a la desilusión. La plenitud como personas es responsabilidad nuestra, debemos procurar una sana autoestima, la madurez emocional y espiritual a través de valores y principios bien definidos, así como también, en lo posible, el desarrollo de habilidades y conocimiento que nos permita el sostenimiento personal. Depender de otra persona en cualquiera de estos ámbitos es dejar ir de nuestras manos nuestro bienestar personal.

Este tipo de actitud hacia las relaciones crea codependencias que en última instancia terminarán siendo fuente de dolor, sufrimiento e inclusive de depresión. Es usual escuchar a mujeres y hombres decir que tal o cual persona no “me llena”, “no me hace feliz” o bien “no es mi media naranja”. Ante todo, y sin tener que depender de si tenemos o no una pareja, debemos procurar ser “naranjas completas”, que se preocupan por alcanzar una alta autoestima, madurez emocional y espiritual y el sostenimiento propio. De esta forma, las relaciones interpersonales, ya sean románticas o no, se convierten en una forma de compartir nuestra propia plenitud con otros, sin que busquemos en ellas lo que debemos hurgar en nuestro interior.

Si bien es cierto, podemos buscar en una relación romántica la compatibilidad y entendimiento, es definitivamente erróneo buscar ser completados por alguien más, como se dijo anteriormente, por más buena o “perfecta” que esa persona sea o parezca. Así también, la propia búsqueda de la plenitud, nos facilitará descubrir en los otros, si ponemos la suficiente atención, esa misma plenitud; y esto nos lleva al otro punto importante de tocar, cuando hablamos de relaciones románticas, esto es, la búsqueda de la persona ideal.

Buscando otra naranja completa
Entre otras cosas, es posible que por razones culturales, de historia de vida, o bien emocionales, busquemos características poco sanas en las personas con las que deseamos establecer una relación romántica. “A mí me gustan los hombre de verdad”, podría decir la mujer que busca al macho estereotipado, fuerte, controlador, sobreprotector, experimentado…, este es el concepto que por generaciones una cultura patriarcal nos ha hecho creer que es un “hombre de verdad”, o bien buscan al eterno conquistador, que con sus palabras dulces y “embaucadoras” despiertan sueños que se vuelven pesadillas con el pasar del tiempo. De la misma forma, un hombre podría considerar como posible compañera sentimental únicamente a aquellas mujeres con poco criterio, sumisas y fáciles de controlar. La búsqueda de estos estereotipos, o bien de otras características que se derivan de la inseguridad, baja autoestima, problemas emocionales no resueltos, arraigos culturales que desdeñan los valores esenciales del respeto, la honestidad, la equidad y la tolerancia, etc., con seguridad conducen a relaciones problemáticas que terminan desgastando a ambos miembros de la pareja.

Por lo anterior, es esencial buscar en el otro esa plenitud que hemos identificado a través de procurar alcanzar nuestro propio desarrollo integral. Algunas de las características que podrían servir como señales de alerta en la escogencia de pareja podrían ser:

•Baja autoestima, la que se puede manifestar en una constante necesidad de halago y reafirmación, celos, necesidad de controlar e imponer el propio criterio u opinión.

•Poca valoración del ser humano, expresado en actitudes de menosprecio hacia otros, especialmente de personas en condiciones de vulnerabilidad.

•Carácter explosivo, poco control de las emociones, especialmente cambios abruptos de estado de ánimo, como períodos de ira luego de una hilaridad excesiva.

•Desdeño de valores y principios universales como son: la fidelidad, el respeto, la tolerancia, la colaboración y la equidad.

•El ensimismamiento excesivo, dificultad para compartir con otros los propios sentimientos y una tendencia a mantener en secreto aspectos de la historia de vida o experiencias personales pasadas.

•Tendencia hacia una continua demanda del otro en términos de tiempo, atención y cuidado.

•Inmadurez emocional en relación a la etapa de vida por la que se transita.

Si reconocemos al menos una de estas características en la persona con la que tenemos o pensamos tener una relación sentimental, es importante reflexionar sobre las consecuencias que continuar, o iniciar, esta relación podría traernos en el mediano y largo plazo, nunca es demasiado pronto para evitar involucrarse en una relación dañina; y si ya se está involucrado en una relación poco saludable, es recomendable que busque ayuda y alternativas a seguir.

Así las cosas, al gusto hay que añadirle inteligencia, la atracción física, el deslumbramiento pasajero o bien el “amor a primera vista” como elementos únicos en la escogencia de pareja, aún en una relación de noviazgo, podrían tener consecuencias lamentables en términos de nuestro propio bienestar y construcción de nuestro proyecto de vida.

Las relaciones interpersonales, y en especial las relaciones sentimentales deben tener como premisa que su dinámica impulse aún más nuestro desarrollo y bienestar integral. Esto nos lleva a plantearnos cuales deberían ser las características de una relación de noviazgo saludable.

Dos naranjas completas rodando juntas
Esta frase bien puede describir, a manera de analogía, las relaciones que podrían llegar a ser constructivas. Dos personas plenas compartiendo con miras al crecimiento personal, son el principio de una relación que bien podría deparar mucha satisfacción y plenitud a ambos miembros de la pareja. Algunas de las características que bien describen una relación de noviazgo saludable son:

•Una excelente comunicación. Ambos miembros se sienten en libertad de expresar sus sentimientos, aspiraciones y expectativas sin ningún temor. No se hacen presuposiciones sobre las actitudes, reacciones o formas de expresarse del otro, hay una tendencia a aclarar las dudas e inquietudes que pueden surgir en el trato diario y en temas o asuntos de mayor trascendencia.

•La relación está caracterizada por la libertad de acción. No se limita o restringe la actividad del otro, por ejemplo, interacción con familiares y amigos, práctica de deportes u otras actividades de interés o esparcimiento que no necesariamente se realiza en conjunto con el otro.

•Se comparten valores y principios similares como guía de la actitud con que se enfrenta la vida.

•Los proyectos de vida de ambos no son diametralmente opuestos, hay al menos algunos puntos de coincidencia sobre los cuales se podría eventualmente construir un proyecto de vida conjunto.

•La relación está mediada por los valores fundamentales de: la fidelidad, el respeto, la consideración, la tolerancia y la equidad, entre otros.

Si usted es una persona que ha decidido estar mejor sola o solo que mal acompañado, ¡felicidades! Usted está bien ubicado en el camino de la realización personal y del establecimiento de relaciones sentimentales sanas.

Reflexiones Cristianas - 10 Diferencias entre un Jefe y un Líder

Conoce las diez diferencias que existen entre un jefe y un líder? Considérelas.

1- En un grupo, el jefe inspira temor y el líder genera confianza.
2- El jefe dice YO, El líder dice: Nosotros.
3- El jefe sabe por qué debe hacerse una tarea. El líder muestra cómo se debe forjar una carrera.
4- El jefe se basa en la autoridad. El líder se basa en la cooperación.
5- El jefe dirige. El líder guía.
6- El jefe echa culpas. El líder soluciona los problemas y arregla los errores.
7- El jefe ordena por sobre el problemático 10% de la fuera laboral. El líder trabaja codo a codo con el 90% que coopera.
8- El jefe suele hacer que crezca el resentimiento. El líder promueve que crezca el entusiasmo.
9- El jefe hace que el trabajo sea monótono. El líder hace que sea interesante.
10- El jefe ve los problemas y los desastres que pueden destruir a la empresa. El líder ve los problemas como oportunidades para que el equipo de trabajo los supere y los convierta en ocasiones para crecer.

¿Es usted jefe o líder?
Recuerde la diferencia que existe entre un jefe y un líder: El jefe dice: ¡Vayan!, y el líder dice: ¡Vayamos!

Números 13:30 ¡Pues vamos a conquistar esa tierra! ¡Nosotros podemos conquistarla!

Educando a nuestros hijos sabiamente

Tristeza, amargura, odios, sentimientos de culpa, violencia intrafamiliar y otras sensaciones negativas, es lo que ha ocasionado la malacrianza de los hijos, una de las más grandes calamidades que ha azotado a las familias a través de los tiempos.

Esto me recuerda las palabras del salmista quien dijo: “Si son destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer el justo?” (Sal. 11:3) ¡Fundamentos! ¡Qué palabra! Quisiera, con brevedad, esbozar algunos fundamentos que al tenerlos en cuenta nos ayudarán a criar hijos en el temor de Dios. Tomando prestada la idea del salmista convendría preguntarnos: ¿Qué han de hacer los padres creyentes en Dios con respecto a la crianza de sus hijos? ¿Cuál es la forma más apropiada?

Brindarles amor incondicional

Sólo esta relación amorosa puede garantizar el crecimiento de sus hijos hasta alcanzar un desarrollo integral pleno. Esto significa querer al niño sin importar su aspecto físico, sus debilidades, sus fortalezas, su manera de ser. Amor incondicional es aceptar a nuestros hijos tal cual son, aunque no encuadren dentro de nuestros estándares de inteligencia, emociones, belleza y fortaleza física.

Como predicador que soy me gusta mirar a cada persona a los ojos no sólo para ganar su atención sino también para decirles con mi mirada que lo que estoy predicando es para ellos, para cada uno en particular. La mirada directa es decisiva para conseguir un buen contacto comunicativo. Igual hago cuando hablo con mis dos hijos, los miro fijamente a los ojos y les expreso con ellos, mi cariño, aprobación, enojo, tristeza. Ellos saben cuando los miro fijamente a los ojos que no estoy jugando, que el asunto es serio.

El contacto físico es también algo de suprema importancia. Crecí en un hogar donde el único contacto físico que tenía, eran los puños violentos, los puntapiés, los garrotazos y demás, que mi padre me propinaba ante la más leve falta que yo cometiera, sin contar las obscenidades que me gritaba. Al ser cristiano y recibir de Dios el mandato de no exasperar a mis hijos, una de las cosas que más deleite me produce es abrazar a mis hijos, poderlos besar, acariciar, jugar con ellos. ¡Qué bendición poder hacer esto! Los padres no debieran albergar sentimientos de culpa al hacer esto por causa de los pedófilos, machistas, y prejuiciados. ¡NO! A través del contacto físico adecuado transmitimos a nuestros hijos amor, seguridad, amistad, confianza.

En este punto conviene también decir que la disciplina con amor y con propósito es muy necesaria para el desarrollo seguro de nuestros hijos y nunca debe pasarse por alto. Debe administrarse un castigo apropiado. Normalmente al castigar a mis hijos, primero les explico la razón por la cual los castigo y les dejo manifiesto que no es placentero para mí hacerlo, pero por el bien de ellos lo tengo que hacer. Proverbios 13:24 dice: El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

Ayudándolos espiritualmente

Es muy importante que los padres conozcan a Dios y mantengan una comunión íntima con Él. Su cristianismo debe ser práctico si quieren afectar a sus hijos para esta vida y para la eternidad. Debe ser un cristiano genuino. De otra forma, debo decirlo, sus esfuerzos por criar bien a sus hijos serán muy limitados, si no vanos.

No es posible obligar a los hijos a que sean cristianos. En los asuntos espirituales es necesario tratar con su hijo con seriedad y razón, con calma, de igual manera que lo hace con otros asuntos. Tenga confianza en la Palabra de Dios. Lea la Biblia diariamente en su presencia. Tome tiempo para orar con cada hijo individualmente y también en el Altar Familiar (culto familiar cotidiano). Miguel Esteban, mi hijo de 13 años, ha leído la Biblia ya por seis ocasiones y a mediados de este año termina su séptima lectura. Marcos Miguel, el menor, de nueve años, ya la leyó una vez y va bien adelantado en la segunda lectura. Ellos siempre han visto a sus padres leyendo la Biblia. Y los hijos imitan todo lo que ven. – ¿Qué están viendo sus hijos en usted?

Los padres cristianos deben ejercer toda la diplomacia y la sabiduría que Dios puede darles para animar a los hijos a acercarse a esta decisión importante. Permita que la convicción del pecado tenga su efecto completo. No hay que perder esta oportunidad. ¡Gánese a sus hijos para Cristo! (Dt 11:19-20)

No espere hasta que su hijo esté envuelto en un accidente y lo lleven al hospital. No espere hasta que por un crimen lo lleven a la cárcel. Acuérdese del lamento amargo que David hizo por Absalón. Es un lamento largo que le consumirá el corazón (2 S 18:33).

El secreto es comenzar temprano

Los niños en su tierna edad, pueden tener una experiencia espiritual. Los padres deben tratar de que su hijo acepte a Cristo, haga una confesión pública, se bautice en agua, participe de la Cena del Señor con regularidad, y se haga miembro de la iglesia. Esto debe ser nuestro blanco y no se debe postergar hasta que sea un joven. Esto debe ser la meta de todo padre tan pronto que el hijo llegue a la edad de responsabilidad.

Lucas, un médico que conocía de ataques y posesión satánica nos cuenta en su evangelio de un padre desesperado que no podía seguir su trabajo viendo la manera en que el pecado estaba destrozando a su hijo. Él dijo al Hijo de Dios: “Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo” (Lc 9:37-43). Este hombre pudo llevar a su hijo a casa en su juicio cabal, y no sin aprender la lección de ayunar, orar y creer por la libertad de su retoño.

¿Qué está haciendo usted padre por sus hijos? ¿Qué está haciendo usted madre en su propia casa? Recuerde que si se pierden los fundamentos, no hay nada que hacer. ¡Dios los asista en su labor de padres!

El ataque del mundo contra la familia cristiana

La iglesia está en el mundo, y no puede escapar a esta condición.Pero cuando el mundo se cuela dentro de la iglesia, la “sal” de la misma pierde su sabor. Y eso es lo que está sucediendo a medida que el mundo hace más y más profundas incursiones dentro de la iglesia. Pero más grande aun es la amenaza contra nuestras familias cristianas.

Los educadores seculares han determinado sacar hasta con la raíz toda idea de Dios o normas que exijan la buena conducta moral. Las teorías de la evolución se enseñan desde la cuna hasta la tumba. La liberación femenil intenta ignorar la Biblia y su autoridad. Los homosexuales han salido de sus escondites y se han dedicado a “proclamar” su estilo de vida, demandando que se les dé reconocimiento y que se enseñe este estilo hasta a los niños. Las drogas y el alcohol siguen invadiendo las escuelas, colegios, las comunidades y los hogares.

A consecuencia de estos ataques combinados, los hogares están siendo quebrantados en una manera u otra en cantidades alarmantes.

Hace unos años, el mundo practicaba y sufría estos males, pero la iglesia estaba exenta por lo general. El divorcio era un escándalo, y su consecuencia el estigma social. El culpable era disciplinado y excomulgado, lo cual era evidencia de una preocupación espiritual por estos males.

Ese no es el cuadro que estamos viendo hoy. En las congregaciones, los divorcios y las separaciones van en aumento. A consecuencia de esto, muchos hogares son debilitados. Esta tendencia tiene que ser refrenada o la iglesia dejará de ser la iglesia en una manera significante.

Queremos dar unas sugerencias en cuanto a lo que los cristianos pueden hacer para combatir estas tendencias que están amenazando nuestros hogares.

1. Hay que darse cuenta que para que su luz brille en un mundo tan oscuro, usted tiene que ser diferente —y estar dispuesto a pagar el precio por ser diferente. ¡Pero vale la pena! Será conocido como una persona que tiene suficiente carácter para sostener lo que cree. Y lo mejor de todo es que Dios le bendecirá, no sólo en esta vida sino en la venidera.

2. Permita que Dios vuelva a tener la preeminencia en su vida. Esto equivale a que usted ponga a Dios y su reino en primer lugar, en todas las cosas.

3. Establezca una norma inalterable de que su familia participe en las actividades de la iglesia, incluyendo todas las reuniones o servicios de adoración.

4. Permita que cada miembro de su familia encuentre un ministerio dentro de la iglesia, y que lo cumpla fielmente. Los cristianos que trabajan en servicio de Dios son gente feliz.

5. Restaure al padre como la cabeza de la familia, según la voluntad de Dios, y que como cabeza tenga la responsabilidad de educar a los niños con su debida disciplina y dirección. Para esto es crucial ser buen ejemplo.

6. Hay darle prioridad a Dios, no por buscar algún momento, sino por establecer un tiempo específico en que él pueda ser honrado y venerado en el hogar. Los devocionales en los hogares pueden ser útiles para este efecto. Esto permitirá al mismo tiempo que la familia se una más y se solidifique más. En esto el padre puede dirigir, pero no monopolizar.

7. En un nivel más profundo, aparte cierta hora específica para ejercer su propio desarrollo espiritual. Esto puede hacerse mejor al escuchar como Dios habla en su palabra, y por hablar con él por medio de la oración. Esto es muy útil para fortalecerse espiritualmente.

8. Fortalezca también los lazos de unión entre los miembros de la familia, planeando actividades que los acerquen más los unos a los otros. Para esto se puede apartar una noche que sea exclusiva para estas actividades.

9. Anime a su congregación a que se cuente con la orientación necesaria para fortalecer la familia. Los sermones, o aun mejor, las series de conferencias pueden ser muy útiles. Hay varios materiales audiovisuales que tratan de temas importantes de la familia, los cuales pueden ser utilizados en clases bíblicas de la iglesia.

10. Y en el caso de que haya hermanos que desobedezcan las enseñanzas bíblicas que tienen que ver con las relaciones matrimoniales, hay que permitir que la congregación, dirigida por ancianos o líderes consagrados, expulsen de la congregación a los disidentes que rehúsen arrepentirse. Las infecciones tienen que ser controladas, y la pureza de los cristianos, que han sido llamados a ser santos, tiene que conservarse a toda costa.

Además de estas sugerencias, hay otras maneras que pueden utilizarse para preservar nuestras familias. Las que sean, hay que combinarlas para contribuir a salvar nuestros hogares.

El remedio para la limpieza del Alma

Estábamos viajando de La Paz a Oruro cuando un hombre subió al autobús y comenzó un discurso sobre la limpieza del estómago. Dijo que existen muchas personas que se cuidan bien por fuera, se duchan con frecuencia, lavan su ropa, se peinan y se ponen perfume. Todo esto no tendría nada de malo, pero – así nos preguntó – ¿quién se ocupa de su limpieza interior? Pensando en lo que comemos e ingerimos a lo largo de nuestra vida, muchos estómagos deben parecer un basurero.

Hay niños con una barriga tremenda, pero los bracitos y piernitas se quedan flaquitos, porque su estómago está lleno de parásitos que impiden un desarrollo y crecimiento normal. Algunos de estos parásitos pueden llegar a través de los vasos sanguíneos al cerebro y afectar la vista, causar locura o en casos extremos incluso la muerte.

Concluido el discurso este señor nos ofreció un polvito para lavar el estómago – no por ocho ni por siete ni seis, sino por tan sólo cinco Bolivianos.

No he examinado todas su exposición ni he probado su polvito, así que no puedo comprobar la verdad de sus declaraciones; mas pienso que tiene algo de verdad (en todo caso no exageró tan obviamente como otros charlatanes que intentan vender sus “curalotodo”). Sin embargo, me hizo pensar en otro “órgano” que se encuentra en el nivel más profundo de nuestra personalidad y que sí en muchos casos parece ser un vertedero de basuras. Se trata de nuestra alma.

El parásito del pecado

Es bueno e importante vivir un estilo de vida sano y tener una buena presencia, pero ¿de qué sirve si el alma se está llenando de odio, envidia, rencor, culpa no perdonada, desenfreno, afanes y perversiones? El pecado realmente es un problema serio.

Así como los parásitos no solamente impiden el crecimiento normal, sino también deterioran el cuerpo hasta consumirlo por completo, el pecado domina la mente con placeres vanos, eclipsa el discernimiento espiritual para después confundirlo sobre lo correcto e incorrecto; como ocurre en este tiempo de carnavales. Cuántas personas se dejan llevar por el pecado sin considerar las consecuencias que en muchos casos destruyen la vida: accidentes bajo la influencia del alcohol, violencia, infidelidad, matrimonios rotos, niños que sufren, muchachas que no pueden terminar su carrera porque quedaron embarazadas por algún irresponsable que deja su “amor de una noche” en la estacada – sufrimiento sobre sufrimiento.

Pero esto no es todo. A diferencia de los parásitos arriba mencionados, el parásito del pecado no sólo en casos extremos sino siempre lleva hacia la muerte, la muerte espiritual que es la separación de Dios y luego la muerte eterna que es el infierno. No creas que en el infierno la fiesta seguirá, como algunos se burlan. El infierno es la ausencia completa de Dios, y por lo tanto de todo lo bueno. Ya no habrá nada bueno ni bonito, sólo sufrimiento y martirio sin ningún alivio (vea Lucas 16:19-31).

El remedio

Me alegro tener también una buena noticia y no sólo la horrible del infierno – aunque ésta también es realidad y no te la puedo ocultar.

¡Hay un remedio para limpiar tu alma del pecado! No es ningún polvito dudoso ni tampoco se trata de ritos ni de poseer alguna membresía en una organización. No te cuesta ni ocho ni cinco Bolivianos o Pesos o Dólares o en qué moneda sea que cuentes. Es totalmente gratuito, aunque es más precioso que todo el oro del mundo. El remedio que te puede limpiar de tus pecados es ¡la Sangre de Cristo!

Jesucristo pagó este precio inimaginablemente grande de dejar el cielo y sufrir el castigo por tus pecados, experimentando la muerte más cruel que la humanidad ha inventado, en la cruz. Allí también sufrió el desamparo de su Padre Celestial que le dio la espalda porque Cristo estaba cargado con nuestros pecados. En la cruz sufrió el desamparo de Dios y derramó su sangre para que nosotros podamos ser librados de nuestros pecados y del castigo eterno que mereceríamos.

Porque Jesucristo mismo nunca cometió pecado, venció la muerte y resucitó al tercer día. Ahora te ofrece el perdón y la limpieza de tus pecados, si es que estás dispuesto a dejarlos y someterte bajo el señorío de Él. La vida con Cristo es una vida nueva y plena en la que él sanará las heridas que el pecado te ha causado, te enseñará a vencer el pecado y te dará la certeza de que pasarás la eternidad con Dios.

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:8-9).

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